La persistencia de la inflación ha llevado a los ahorradores más prudentes a revisar sus estrategias financieras con el objetivo de preservar el valor de su dinero. Ante el encarecimiento sostenido del coste de vida y la pérdida de poder adquisitivo, cada vez más particulares optan por instrumentos que ofrezcan estabilidad y una protección razonable frente a la subida de precios.
Entre las alternativas más utilizadas destacan los depósitos a plazo fijo, productos que han vuelto a ganar atractivo gracias a la mejora de los tipos de interés. También aumentan las aportaciones a fondos conservadores, especialmente aquellos centrados en renta fija de corto plazo, considerados menos volátiles en contextos de incertidumbre económica.
Asimismo, muchos ahorradores recurren a cuentas remuneradas, que permiten mantener liquidez sin renunciar a una rentabilidad moderada. El uso de herramientas digitales de planificación y comparación financiera se ha generalizado, facilitando la búsqueda de productos que se adapten a perfiles de riesgo bajos.
Expertos financieros señalan que, aunque ninguna estrategia elimina por completo el impacto de la inflación, una combinación equilibrada de productos seguros, diversificación y seguimiento periódico puede contribuir a mitigar sus efectos y proteger el ahorro.